Nuevo documental explora el modelo integral de la educación adventista

El cineasta Doblmeier retrató a los adventistas en 2010

Silver Spring, Maryland, United States | Elizabeth Lechleitner/ANN

Isai Bautista no podía leer una sola palabra cuando llegó a la Escuela Adventista de Bronx-Manhattan en tercer grado. Ahora terminó el octavo grado con honores, gracias, en parte, a una maestra dedicada que trabajó con él cada día después del horario escolar.

“Es como una segunda madre para mí”, dice Bautista.

La Escuela Adventista de Bronx-Manhattan es una de las ocho escuelas de Norteamérica que reseña el cineasta independiente Martin Doblmeier en su último documental titulado “El modelo: La historia de la educación adventista”, que ahora está disponible en DVD.

“El modelo” se remonta a Elena G. White una de las fundadoras de la Iglesia Adventista, quien, a mediados del siglo XIX, introdujo el concepto de educación integral (salud mental, física, social y espiritual, sumada al crecimiento intelectual y al servicio a la humanidad).

En el presente, la Iglesia Adventista opera el segundo sistema de educación religiosa más grande del mundo.

En Holbrook (Arizona), Doblmeier explora cómo la Escuela Nativa Holbrook —una escuela adventista con internado en la vecina reserva de los navajos—enseña a los estudiantes a hallar valor y autoestima en su identidad como nativos e hijos de Dios. Muchos de los estudiantes provienen de hogares abusivos y divididos, en una comunidad donde abunda el desempleo, el abuso de drogas y las pandillas.

“Quiero ayudarlos a que descubran que no son menos que los demás”, dice la vicedirectora Jovanna Poor Bear-Adams, quien creció allí mismo en la reserva y también tuvo que luchar con sentimientos de ineptitud.

En escuelas que van desde Holbrook hasta la Escuela Cristiana Columbine, en Durango (Colorado), los estudiantes comparten ciertas características que están correlacionadas con importantes logros, revela el documental. Estas características incluyen leer por placer, tener relaciones positivas y tener una adecuada nutrición y buenas horas de sueño. Los estudiantes también se describen como espirituales.

A pesar de ello, una disminución en el número de estudiantes de algunas escuelas adventistas ha llevado a que algunos padres se cuestionen si la educación adventista aún puede ofrecer estudios académicos de calidad, dice Elissa Kido, quien dirigió Cognitive Genesis, un estudio de más de cincuenta mil estudiantes de ochocientas escuelas adventistas de los Estados Unidos, Canadá y Bermuda.

En la Escuela Pinon Hills, de Farmington (Nuevo México), que solo tiene nueve estudiantes, Doblmeier se ocupa del desafío de los salones de clase de grados múltiples.

“En la Iglesia Adventista se ha producido un cambio cultural. Hace cuarenta años, si usted pertenecía a una familia adventista, era casi un escándalo que no enviara sus hijos a la escuela adventista local”, dice Blake Jones, pastor de la iglesia adventista de Pinon Hills.

“En la actualidad, ese no es el caso”, añade. La mitad del presupuesto operativo de Pinon Hills está dedicado a apoyar la escuela.

En la Escuela Secundaria Adventista de Spencerville (Maryland), los estudiantes están entre el percentil 80 y 90. “El modelo” defiende la idea de que Spencerville es la regla, no la excepción. El estudio Cognitive Genesis reveló que los estudiantes adventistas superan el promedio nacional en todos los grados y todas las asignaturas, sin importar el tamaño de la clase.

“No hay una ventaja académica en asistir a una escuela grande”, dice Lisa Beardley-Hardy, directora de educación de la Iglesia Adventista mundial. 

En la Escuela Secundaria Adventista de Loma Linda (California), Doblmeier informa que los estudiantes de las escuelas adventistas están considerablemente por sobre el promedio nacional en ciencias, a pesar de que los críticos han cuestionado si se puede enseñar buena ciencia en un contexto creacionista.

“Hemos descubierto que podemos hacer que nuestros estudiantes se conviertan en pensadores críticos, en buenos científicos con un buen método científico, que también entienden el paradigma de cómo ser un buen científico y creer al mismo tiempo en Dios”, dice Robert Skoretz, rector de la institución. 

Doblmeier explora otro punto destacado de la educación adventista en la Escuela Secundaria Adventista Oakwood (Alabama). Uno de los valores claves de la institución es el servicio comunitario. La escuela organiza periódicamente días de servicio comunitario, durante los cuales los estudiantes distribuyen alimentos, prendas de vestir y otros artículos.

“Los estudiantes comienzan a desarrollar hábitos muy temprano en la vida. Si queremos prepararlos para una vida de servicio y participación en sus comunidades, tenemos que comenzar cuanto antes. Es parte del currículum”, dice Sharon Lewis, rectora de la Escuela Secundaria Oakwood.

De regreso a la Escuela Adventista de Bronx-Manhattan, los docentes dicen que la clave para la educación de éxito es el trabajo conjunto del hogar, la escuela y la iglesia.

“En mi vecindario, no muchos alcanzan el éxito”, dice Bautista, “pero realmente creo que yo sí voy a lograrlo”.

“El modelo” es el último de los más de 25 filmes de Doblmeier sobre la religión, la fe y la espiritualidad, que incluyen “Bonhoeffer”, un documental sobre Dietrich Bonhoeffer, el pastor que luchó contra los nazis, y “Albert Schweitzer: Llamado al África”, un filme que repasa la vida humanitaria de ese ganador del Premio Nobel.

Doblmeier llevó a cabo una reseña de los adventistas por primera vez en 2010, en un documental que repasa las raíces del mensaje y el ministerio de salud de la denominación en Norteamérica. En mayo pasado, se estrenó “Los adventistas 2”, donde exploró la filosofía y el legado del servicio internacional de salud y humanitario de la iglesia.

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