Iglesia Adventista fija el voto sobre la ordenación de las mujeres para julio próximo

Concilio Anual pide al Congreso de la Asociación General que considere permitir que las divisiones decidan sobre la ordenación

Silver Spring, Maryland, United States | Edwin Manuel Garcia/ANN

La Iglesia Adventista del Séptimo Día podrá decidir en julio próximo tomar un histórico voto para decidir si permite que las mujeres sean ordenadas al ministerio.

La decisión de permitir un voto fue tomada hoy por la Junta Directiva de la Asociación General en la sede central de la iglesia, durante el Concilio Anual 2014. Un voto sobre la ordenación de las mujeres podría poner fin —o prolongar aún más— un debate que lleva décadas, que ha amenazado con dividir a la denominación, según afirman personas que defienden ya sea una u otra postura.

Con 243 votos a favor y 44 en contra, y al final de una deliberación que llevó todo el día, la Junta Directiva acordó incluir la siguiente pregunta en la agenda del Congreso de la Asociación General 2015 en julio próximo, donde se establecen los reglamentos para toda la iglesia:

"VISTO, que la unidad por la cual Jesús oró es de vital importancia para el testimonio de la Iglesia Adventista, y;

"CONSIDERANDO, que la Iglesia Adventista del Séptimo Día busca involucrar a cada miembro en su misión mundial de hacer discípulos de Jesucristo entre las personas de cada nación, cultura y etnia, y;

“CONSIDERANDO, que diversos grupos designados por la Asociación General y sus divisiones han estudiado con detenimiento la Biblia y los escritos de Elena White en relación con la ordenación de las mujeres, y no han llegado a un consenso respecto de la afirmación o negación unilateral de la ordenación ministerial de las mujeres, y;

“CONSIDERANDO, la Iglesia Adventista del Séptimo Día afirma que “Dios ha ordenado que los representantes de su iglesia de todas las partes del mundo, cuando estén reunidos en un Congreso de la Asociación General, tengan autoridad”

"SE ACUERDA, que la Junta Directiva de la Asociación General pida a los delegados que, en su responsabilidad sagrada ante Dios durante el Congreso de la Asociación General 2015, respondan la siguiente pregunta: 

"Después del estudio con oración sobre la ordenación a partir de la Biblia, los escritos de Elena G. White y los informes de las comisiones de estudio, y; 

“Después de la consideración cuidadosa de lo que es mejor para la iglesia y el cumplimiento de su misión, 

“¿Es aceptable que las juntas directivas de las divisiones, según lo estimen apropiado en sus territorios, hagan provisión para la ordenación de las mujeres al ministerio evangélico?”

Si la pregunta sobre la teología de la ordenación es sometida a votación y es aprobada, los líderes de cada una de las trece regiones mundiales de la iglesia podrán decidir si ordenar o no a las mujeres en sus territorios.

La propuesta votada hoy por la Junta Directiva fue presentada sobre tablas como una recomendación de los principales directivos de la iglesia, y podría ser considerada una forma creativa de enfrentar un tema controvertido al asumir una postura más bien neutral.

Algunos propulsores de la ordenación de la mujer votaron a favor de la moción pero expresaron su preocupación de que la propuesta ante la Junta Directiva carecía de una recomendación formal a favor o en contra de la ordenación. Esas personas sienten que la cuestión llevará mucho menos peso cuando se presente en el Congreso de la Asociación General, que se reunirá del 2-11 de julio en San Antonio (Texas, Estados Unidos).

“Creo que este cuerpo necesita dar dirección a la iglesia mundial”, dijo David Weigley, presidente de la Unión Asociación de Columbia, en la División Norteamericana. “Estamos perdiendo una oportunidad de oro de brindar una dirección. Los líderes lideran, brindan dirección”, expresó. 

“Sobre la base de lo que veo en la historia de esta cuestión en particular, parece que el Concilio Anual siempre ha jugado un papel muy prominente en lo que ha derivado al Congreso de la Asociación General”, dijo Heather-Dawn Small, directora de Ministerios de la Mujer de la Iglesia Adventista mundial. “He visto en el pasado que lo que decide el Concilio Anual influye sobre el Congreso de la Asociación General”. 

El vicepresidente Mike Ryan, que presidió el Concilio Anual en el día de hoy, sugirió que la recomendación necesitaba ser imparcial, y que la pregunta de la ordenación correspondía mejor a los delegados al congreso.

Más de veinte personas hablaron sobre diversos aspectos de la cuestión. 

Alberto C. Gulfan Jr., presidente de la División de Asia-Pacífico Sur, dijo que aprecia la contribución de las evangelistas mujeres, pero que la feligresía de su región “no está lista para avanzar hacia la ordenación de las mujeres como pastoras. Y añadió: “También apoyamos esta recomendación de llevar esto al Congreso de la Asociación General, y permitir que el mundo decida de una vez por todas sobre el tema”. 

Ted N. C. Wilson, presidente de la Asociación General, que se ha opuesto a recientes medidas a favor de la ordenación de las mujeres presentadas ante el Concilio Anual, no expresó su opinión durante el encuentro, pero indicó antes de la discusión que estaría dispuesto a hacer ajustes a su postura.

“Si este cuerpo acepta la recomendación de presentar una pregunta ante el Congreso de la Asociación General, y en el congreso, después de un análisis y una revisión con oración vota algo”, dijo Wilson, “les prometo que seguiré lo que vote la Asociación General. Quiero que cada uno de ustedes haga lo mismo”.

Según los archivos de la iglesia, la discusión respecto de la ordenación de las mujeres comenzó hace más de 130 años, y se ha intensificado a partir de la década de 1970, en especial donde los miembros están pidiendo un cambio, lo que incluye los Estados Unidos, partes de Europa y el Pacífico Sur. Los Congresos de la Asociación General de 1990 y 1995 votaron en contra de propuestas que habrían permitido la ordenación de las mujeres, y desde entonces la cuestión no ha regresado a la agenda del congreso.

Sin embargo, en el Congreso de la Asociación General 2010 en Atlanta (Georgia, Estados Unidos), un delegado del estado de Pennsylvania (Estados Unidos), preguntó a los líderes de la iglesia que si las mujeres no pueden ser ministras ordenadas, ¿cuál es entonces la teología de la ordenación de la denominación?

Esa pregunta llevó a un compromiso de los líderes de la Asociación General de abrir la discusión y designar a la Comisión de Estudio sobre la Teología de la Ordenación, o TOSC. Se le pidió entonces a la comisión, compuesta por 106 miembros, que analizara con detenimiento la ordenación y brindara información para ayudar a que la Asociación General decidiera cómo tratar la cuestión.

La respuesta de la TOSC fue un informe de 127 páginas que fue la base de la discusión del día de hoy. 

El informe, que reconoció que los integrantes de la comisión —que provenían de diversas partes del mundo y se reunieron en cuatro ocasiones, en cada una de ellas durante varios días— no lograron llegar a un acuerdo sobre la posibilidad de apoyar o no la ordenación de las mujeres.

La TOSC produjo tres declaraciones separadas para resumir las posturas de los miembros. Esas posturas fueron entonces explicadas ante la Junta Directiva en tres presentaciones a cargo de tres estudiosos diferentes; las declaraciones también fueron impresas en el informe de la TOSC.

Una posición, denominada Declaración No. 1, dijo que solo los hombres pueden ser ordenado dentro de la iglesia mundial. La Declaración No.2 dijo que las entidades responsables por la contratación de pastores deberían tener la posibilidad de tomar sus propias decisiones sobre la posibilidad de ordenar a las mujeres como ministras. La Declaración No. 3 dijo que la decisión debería ser dejada al liderazgo “del nivel que corresponda” para determinar si la ordenación “podría ser apropiada para esa zona o región”. 

Aunque la teología de la ordenación será colocada en la agenda del Congreso de la Asociación General, el resultado de la medida está lejos de saberse a ciencia cierta. Los casi 2600 delegados podrían decidir si adoptar, rechazar o enmendar la propuesta.

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