South America

Wilson y los líderes de Sudamérica dejan su huella en la obra de evangelización

La división juntará 50 millones de dólares para evangelizar grandes ciudades; el principal blanco: Buenos Aires

São Paulo, Brazil | Mark Kellner/Adventist Review

Al concluir el Concilio de Primavera de la División Sudamericana, Ted N. C. Wilson, presidente de la Iglesia Adventista mundial dejó una huella, literalmente.

En efecto, la planta del pie de Wilson fue recubierta de tinta de sellos. Entonces, junto con los líderes de la división y de las uniones del territorio, todos con sus plantas también recubiertas de tinta, posó sus pies en un mapa de Sudamérica. Cada uno de los líderes repitió el proceso.

Esta demostración visual posee una base bíblica, declaró Erton Köhler, presidente de la iglesia en el territorio. Así como Dios prometió a Josué y a los hijos de Israel la tierra donde el sucesor de Moisés pusiera la planta de su pie (Josué 1:3), los adventistas quieren conquistar el territorio para Cristo. Cada una de las 17 uniones recibió su propio mapa, con la huella de uno de los líderes.

Detrás de esa dramática demostración hay un compromiso aún más dramático: la División Sudamericana espera recolectar 50 millones de dólares para financiar la obra misionera en decenas de lugares en 2013. Buenos Aires, el centro de un área metropolitana de trece millones de habitantes, será la prioridad, pero cada una de las uniones ha identificado una ciudad populosa como blanco misionero.

La capital de Argentina es de especial interés, dado que en la ciudad solo el 9,1 por ciento de la población se considera “evangélica”, y otro 18 por ciento dice no tener interés en religión alguna. La Unión Argentina ha especificado diez desafíos, entre los que se figuran el establecimiento de una clínica, un restaurante vegetariano, y escuelas e iglesias adventistas en la Capital Federal. “Misión Caleb”, un programa de jóvenes misioneros, espera alistar a tres mil jóvenes, y la iglesia espera distribuir 300.000 DVD titulados “La última esperanza”.

Se espera que estos esfuerzos, sumados a la obra por los ex adventistas, un proyecto especial de la Radio Nuevo Tiempo, y 167 pequeñas campañas de evangelización que culminarán con una serie satelital dirigida por el pastor Luís Gonçalves en septiembre de 2013, produzcan al menos tres mil bautismos en la ciudad, junto con el establecimiento de cuatro nuevas congregaciones.

Se espera alcanzar blancos similares en muchas otras ciudades como Porto Alegre, Río de Janeiro y Manaos (Brasil); Asunción (Paraguay); Cochabamba y La Paz (Bolivia); Santiago y Valparaíso (Chile); Montevideo (Uruguay); Quito y Guayaquil (Ecuador); y Lima y Trujillo (Perú), entre otras.

En un apasionado mensaje a los líderes de la división, Wilson recordó el momento en que Jesús miró a Jerusalén y lloró, no por los edificios, sino por su gente.

Wilson preguntó: “¿Están llorando por las ciudades de la División Sudamericana? [Jesús] no estaba llorando por la ciudad misma, sino por sus habitantes. Porque, verán, una ciudad está compuesta por miles y miles de seres humanos”.

Durante un día de informes conmovedores sobre la obra de evangelización y la distribución de impresos (los miembros de la División Sudamericana entregaron 25 millones de ejemplares de “La gran esperanza” a los residentes de nueve países el pasado 24 de marzo), Wilson recordó su propia participación ese día en San Pablo, y dijo que está promocionando el éxito de esa iniciativa en muchos lugares.

“Permítanme decirles, el mundo está asombrado por lo que ha hecho Sudamérica”, declaró Wilson.

Y añadió: “Pero muchas de estas grandes ciudades no tienen idea de Jesús. Por ello, la Asociación General y las divisiones se han enfocado en la misión a las ciudades, llevándoles esperanza, que es la esperanza del pronto regreso de Cristo”.
Al mismo tiempo, dijo Wilson, el evangelismo tiene que estar cimentado en nuestra propia conexión personal con Aquel a quien queremos presentar a las personas.

“Todos estos planes, eslóganes y elementos visuales […] no significan nada si ustedes y yo no conocemos personalmente a esa persona [Jesús], a Aquel que nos salvó. Es el que vendrá a llevarnos al hogar. La principal razón por la que hacemos esto por las ciudades del mundo es para presentarles a Cristo”.

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