“Papá guardaba el sábado y yo hago lo mismo, de manera que en ese día nos dedicamos a leer la Palabra de Dios, que para mí es muy importante. Y el presidente del Parlamento promueve la observancia del sábado. Hasta pasamos varios meses estudiando la Biblia los sábados en el Parlamento, e invitamos a muchas personas”, contó Erity Teave, presidenta del Consejo de Ancianos de Honoui y Rapa Nui en la Isla de Pascua, uno de los lugares más alejados del mundo. Erity es hija de Juan Teave, el primer nativo de la isla que se fue bautizado en 2006 por el pastor Eleodoro Castillo.
Providencialmente, Erity se encontró con José Luis Cabrera, pastor de la isla, después de un contratiempo cuando se preparaba para firmar con el pastor Ted Wilson, presidente de la Iglesia Adventista. Un hombre impidió la grabación ese día porque exigió un permiso del Parlamento para grabar en el lugar.
Cabrera explicó que tenían el permiso y la firma del alcalde, pero el extraño no estuvo satisfecho con esas firmas, y exigió la del presidente del Parlamento, que significaba que el equipo de multimedia perdiera un día de trabajo. Pero Dios tenía un plan. El líder adventista local regresó al Parlamento, no encontró al presidente pero halló a Erity, quien se mostró sorprendida por lo que le había dicho el pastor. Sin dudarlo, estuvo de acuerdo en firmar la autorización.
La presidenta de Honoui mostró mucho interés en saber sobre la obra de la Iglesia Adventista, y solicitó cien libros misioneros titulados Salud y bienestar en idioma rapa nui y español, para distribuir entre todos los miembros del Parlamento y empleados de la alcaldía. También aceptó la invitación del pastor Cabrera de asistir a las reuniones sobre salud y alimentación que la Iglesia Adventista estaba ofreciendo en la isla.
Gratitud por la misión de la iglesia
Durante la reunión, Erity recibió los libros misioneros y contó de qué manera su padre aceptó a Dios y el mensaje del sábado, a la vez que expresó el deseo de seguir en sus pasos y ser bautizada. Fue así que el 7 de mayo Erity fue bautizada en la iglesia adventista de Playa Tahai. Al ver este testimonio de fe y amor, Leviante Araki Tepano, presidente del Parlamento, aceptó estudiar la Biblia y mencionó que él también estaba guardando el sábado.
“En mi función de presidenta de Honoui, del Consejo de Ancianos de Rapa Nui, quiero expresar mi gratitud a la Iglesia Adventista por estar en Rapa Nui, y quiero pedirles que tengan parte en la sociedad de Rapa Nui, porque las necesidades son muchas. Esta es la isla más alejada del mundo, y hay urgentes necesidades espirituales. Hay muchos problemas sociales, como el alcoholismo, el abuso de drogas, las familias quebrantadas y, dado que falta trabajo, resentimiento y problemas de salud”, dijo Erity. “Agradeceremos cualquier ayuda que la iglesia pueda brindar, y en especial por el libro Bienestar y salud […]. Pido sermones por televisión y otros medios, para alcanzar a más personas. Muchas gracias. Si bien hay un trabajo que podemos hacer en ese día [el sábado], como cuidar de los enfermos, promovemos que no se haga otro tipo de labores, porque Dios bendijo y santificó el sábado”, concluyó.
Historia de la Iglesia Adventista en la isla
La Iglesia Adventista del Séptimo Día llegó a Rapa Nui en 1978 por medio de Eugenia Villarroel, una adventista que se mudó a la isla desde la ciudad de Santiago de Chile.
Allí conoció a un policía llamado Sergio Zelada, que aunque no era adventista, era el responsable de llevar las grabaciones de “La voz de la esperanza” a la radio de la isla. Este material era provisto por el adventista Juan Álvarez, un miembro de iglesia que vivía en el continente.
Tiempo después, Sergio fue transferido a Chile. Entonces le dio a Eugenia la responsabilidad de mantener el programa de radio en el aire. Años después, Sergio fue bautizado como resultado del mensaje de esperanza del programa.
La obra continuó en la isla con la ayuda del pastor Castillo, quien fue el primer pastor adventista que llevó a cabo un bautismo con los interesados Cecilia, Jonathan y Rosa, nativos isleños del continente.
Gabriel Montoya, que trabajaba en Chile para la Casa Editora Sudamericana (ACES) y su esposa Luz, que era instructora bíblica, también se trasladaron a la isla. El matrimonio trabajó para la iglesia de la isla durante seis meses con el objetivo de formar grupos pequeños.