Timotes, Merida, Venezuela | Yosainy De Colina/IAD staff

La Agencia Adventista de Desarrollo y Recursos Asistenciales (ADRA) en Venezuela Occidental brindó asistencia a cientos de personas afectadas por los aludes y la inundación el mes pasado, después de que lluvias torrenciales afectaran las comunidades en Timotes, en el estado de Mérida. Fue la primera vez en treinta años que varias barrancas cedieron, provocando que las rocas, el barro y los escombros cubrieran casas, calles y vehículos, dijeron los líderes locales.

Horas después de que paró la lluvia el pasado 13 de noviembre, ADRA y miembros de iglesias voluntarios de la región se organizaron para brindar prendas de vestir, alimento, agua y mantas a los afectados por la catástrofe natural. Voluntarios de Guías Maestros, Conquistadores y la Sociedad de Dorcas entraron en acción para empacar y distribuir la ayuda.

David Finol, quien supervise la obra de ADRA en la región, dijo que se emocionó al ver el fiel trabajo de los feligreses voluntarios. “Alabamos a Dios por la solicitud y dedicación de nuestros hermanos en favor de las comunidades afectadas, y por su contribución para ofrecerles esperanza”.

La ayuda de ADRA recibió la cobertura de estaciones locales y estatales de radio, y por los periódicos.

El personal de la estación de radio adventista de Timotes dejó música tranquila en el aire y se dirigió a ayudar a remover los escombros y brindar ayuda.

El pastor Jeyson Hernández, quien estuvo al frente del grupo de voluntarios de cuatro iglesias adventistas de la zona (Mesa Cerrada, Timotes Centro, Chachopo y Los Llanitos) dijo que fue tan significativo colaborar para brindar ayuda a tantas personas.

“Siento un gozo tan grande en mi corazón al saber que, en estos momentos, puedo ser las manos y los brazos de Jesús y reflexionar en el amor de Dios, llevando una sonrisa a los que han perdido todo y ofreciendo palabras de consuelo y esperanza”, dijo Hernández.

David Paredes, quien trabaja para la estación adventista de radio Vendrá 98.5 en Timotes, y que vive a cien metros de la zona más afectada, dijo que ayudar a los necesitados y demostrar el amor de Dios le dio una real satisfacción. “Fue una gran oportunidad de testificar como iglesia, y de extender puentes de esperanza en estas comunidades”.

 

“Aún existen necesidades físicas y emocionales aquí, y la iglesia seguirá orando y acogiendo a los afectados”, dijo Paredes. “Aún hay mucho por hacer”.

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