Una legislación que la semana pasada fue convertida en ley por el presidente de los Estados Unidos Barack Obama representa un muy necesario paso adelante en el esfuerzo global por combatir la persecución religiosa, dice el enlace de la Iglesia Adventista en Washington D.C.
Dwayne Leslie, director asociado del departamento de Relaciones Públicas y Libertad Religiosa de la Iglesia Adventista mundial, dice que el impacto de la nueva ley es en potencia significativo. Incrementa el énfasis sobre cuestiones de libertad religiosa dentro de la política exterior de los Estados Unidos, como el requerimiento de todos los diplomáticos reciban capacitación en libertad religiosa, la orden de llevar registro de la represión religiosa en el mundo, y la asignación de un mayor estatus a la Secretaría del Embajador General de Libertad Religiosa Internacional.
“En años recientes, hemos visto la devastación de las comunidades cristianas de Oriente Medio, junto con la creciente violencia religiosa en tantas partes del mundo, desde Nigeria hasta Pakistán y hasta los países de Asia Central”, dice Leslie. “Como adventistas, creemos que cada persona, más allá de dónde viva, tiene derecho de adorar o no adorar según su conciencia. Esta libertad fundamental es una que los gobiernos del mundo tienen la responsabilidad tanto de reconocer como de proteger”.
La sanción de la ley, conocida como la Ley de Libertad Religiosa Internacional Frank R. Wolf, se produjo en los últimos momentos legislativos de 2016 y fue aprobada por unanimidad de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos después de su sanción anterior por parte del Senado. Fue el último paso de un esfuerzo de cinco años de sancionar esa ley. El presidente Obama convirtió la legislación en ley el 16 de diciembre.
“La Iglesia Adventista anima a los gobiernos de cada país para que protejan y promuevan los derechos humanos, en general, y el principio de la libertad religiosa y de creencia, en particular”, explica Leslie. “Como tal, nos complace haber sido parte de los esfuerzos que ayudaron a la sanción de esta legislación”.
“Nuestra oración es que esta nueva ley estimule una conciencia mayor, tanto dentro de los Estados Unidos como en el mundo, del lugar fundamental que ocupa la libertad religiosa dentro del panteón de los derechos humanos”, dice Leslie. “Y lo que es más importante, esperamos que ayude a poner sobre el tapete la lucha de muchos millones de hombres, mujeres y niños —integrantes de minorías religiosas vulnerables— que sufren hostilidades o cosas peores por su decisión de ser fieles a su conciencia”.
El doctor Ganoune Diop, director del departamento de Asuntos Públicos y Libertad Religiosa de la Iglesia Adventista mundial, dice que el apoyo a una legislación de este tipo dentro del sistema político de cada nación es una parte central de la obra del PARL. “Aquí en la sede central de la iglesia mundial, y también en cada una de las trece divisiones de la iglesia, los líderes del PARL tienen el mandato de monitorizar la legislación y defender cambios legales que incrementarán las protecciones a la libertad religiosa para todas las personas”, dice. Esto, añade, es una parte fundamental de los más de 150 años de compromiso de la iglesia con la promoción de la libertad religiosa como un derecho humano fundamental.
La ley lleva el nombre del excongresista de los Estados Unidos Frank Wolf, un legislador conocido por sus incansables esfuerzos, durante más de dos décadas, de proteger a las minorías religiosas en diversas partes del mundo. Wolf fue uno de los oradores destacados, hace unos meses, en la Cumbre Internacional de Libertad Religiosa de la Iglesia Adventista, llevada a cabo en el Newseum de Washington D.C.