North America

“Dios me habló por medio del huracán Harvey”

Varios adventistas afectados comparten lo que aprendieron después de la catástrofe de Texas.

Silver Spring, Maryland, United Sates | Marcos Paseggi, Adventist Review with North American Division and Adventist News Network

La naturaleza pasajera de nuestros hogares terrenales. La preeminencia de nuestra relación con Dios. La importancia de testificar en toda circunstancia. La centralidad que implica ayudar a otros sin pedir nada a cambio. Esas son algunas de las lecciones espirituales que algunos adventistas afectados por el huracán Harvey dicen haber aprendido desde que la catástrofe azotó el sudeste de Texas, Estados Unidos, a fines de agosto.

“Aun en medio de la devastación y las pérdidas en la zona del Gran Houston, hemos visto que Dios obró”, dijo Carlos Craig, presidente de la Asociación de Texas. Aunque él reconoció que ocho iglesias fueron inundadas y que la Escuela Cristiana The Oaks se vio severamente afectada por las aguas, se sintió feliz de informar que no se produjeron pérdidas de vidas entre los miembros. Y dijo sentirse renovado después de ver la manera en que los miembros se esforzaron todo lo posible por ayudar a los necesitados.

“La oportunidad de que nuestras iglesias sirvan a las comunidades donde residen ha sido algo maravilloso de ver. Dios es bueno todo el tiempo, aun en medio de las pruebas”, dijo.

Un huracán llamado Harvey

El huracán Harvey, el primero de importancia en tocar tierra en los Estados Unidos, causó no solo la destrucción de casas sino una inundación catastrófica en el sudeste de Texas el 25 de agosto. Según varios informes meteorológicos, en un período de cuatro días, algunas zonas del este de Texas recibieron más de 1000 mm de lluvia. Con acumulaciones picos de 1318 mm, Harvey hizo que miles de hogares se vieran inundados, y provocó decenas de muertes. Según varios informes, más de 30 mil personas fueron desplazadas.

Harvey también causó inundaciones catastróficas en la zona metropolitana del Gran Houston, donde viven millones de personas. El huracán es considerado por algunos expertos como la peor catástrofe de la historia de Texas, con pérdidas estimadas de entre 70 a 190 mil millones de dólares. Se espera que la recuperación lleve muchos años.

Preparativos para la tormenta

Aun antes de que llegara la tormenta, Servicios Comunitarios Adventistas de Respuesta a Catástrofes (ACS DR) de la Iglesia Adventista en Norteamérica reunió a 25 directores regionales de ACS DR en el territorio. Las instituciones de la iglesia en el sudeste de Texas, que habían atravesado antes por severas tormentas, hicieron todo lo posible para aprestarse para la llegada del Harvey.

“Trasladamos nuestras computadoras y el piano a los salones más altos del campus”, explicó James Friesen, director de la Escuela Cristiana The Oaks en Houston. “Cubrimos las puertas y ventanas, y sellamos las brechas en la pared con un pegamento de silicona”.

ACS DR informó que voluntarios habían almacenado prendas de vestir, artículos de higiene personal, cubos y otros artículos en remolques. Tanto la Unión Asociación del Sudoeste como la Asociación de Texas se prepararon con planes de almacenamiento y de administración de suministros en Houston y los pueblos cercanos.

Harvey, sin embargo, sobrepasó todos los preparativos. Debido a las inundaciones masivas y generalizadas, las necesidades pronto se volvieron más grandes que las esperadas. Y en The Oaks, las barreras no pudieron soportarlo.

“El agua fluía libremente”, dijo Friesen. “Pasó los dos metros, y aun llegó a casi 40 centímetros en los edificios más elevados”.

Miembros y voluntarios se hacen presentes

Tan pronto como la tormenta se trasladó a Luisiana el 30 de agosto, agencias adventistas e iglesias locales se hicieron presentes para ayudar a los que necesitaban agua, alimento, refugio y apoyo. A medida que llegaban múltiples pedidos de donaciones, ACS, en sociedad con la Agencia Adventista de Desarrollo y Recursos Asistenciales (ADRA), se puso al frente de los esfuerzos asistenciales. Las iglesias locales World Harvest Outreach y Beaumont se convirtieron en depósitos donde almacenar y distribuir los artículos.

En una carta, Larry Moore, presidente de la Unión Asociación del Sudoeste, una región de la iglesia que incluye a Texas, compartió algunas de las actividades de rescate y recuperación que se llevaron a cabo en la zona después de la tormenta.

“Equipos de pastores y miembros ayudaron a evacuar a otros miembros y sus vecinos; un grupo de Guías Mayores se unieron para evacuar a casi noventa personas con colchones inflables […]; miembros que viajaron cientos de kilómetros organizaron y distribuyeron camionadas de donaciones de alimentos, agua y artículos de emergencia a las iglesias locales donde sea necesario; las librerías adventistas de Texas ofrecieron alimentos a esos evacuados; y la Asociación del Sudoeste abrió su campamento de verano para refugiar a los evacuados”, escribió Moore.

Las organizaciones asistenciales fueron acompañadas en sus esfuerzos por estudiantes de la Universidad Adventista Southwestern. La institución adventista de Keene, Texas, a cuatro horas de viaje de Houston, envió un grupo que dedicó el fin de semana del feriado del Día del Trabajo, ayudando en los esfuerzos de demolición y limpieza de The Oaks.

“Los voluntarios llegaron de todas partes”, dijo Friesen. “Aun cuando aún no se podía acceder al lugar en automóvil, los docentes y los voluntarios se calzaron botas y comenzaron a trabajar. Fueron una bendición”.

Entre tanta devastación, la institución fue testigo de las bendiciones abundantes de Dios, dijo Friesen.

“La gente trajo tractores y palas mecánicas para ayudar en el proceso”, dijo. “Una compañía de remodelación distante a más de 300 kilómetros nos prestó ventiladores y deshumidificadores para ayudar en el proceso de secado”.

La institución está trabajando contra reloj en diversas reparaciones, con el objetivo de reiniciar las clases el lunes 18 de septiembre.

“Tratamos de aprovechar al máximo cada día”, dijo Friesen. “Cada día, luchamos y obtenemos algunas victorias”.

Lecciones espirituales

Los líderes y los miembros de la iglesia afectados por el Harvey concordaron en que sus experiencias en las últimas semanas contienen importantes lecciones espirituales que lograron aprender o reaprender.

“Es maravilloso ver cómo Dios me habló por medio de la tragedia del huracán Harvey”, escribió Mark Valadez, pastor de las iglesias adventistas de Orange y Groves. “El hecho que mi familia y yo fuimos desplazados de nuestro hogar […] nos recuerda que este mundo no es nuestro hogar. Puede que perdamos nuestras posesiones terrenales, pero nuestra relación con Dios es lo más importante, y lo que ayudará a superar esto”.

Friesen concuerda. “La catástrofe nos ha recordado que esto es temporario y que no nos llevaremos nada”, dijo. “Nuestro hogar está en el futuro, por lo que no deberíamos acostumbrarnos al que tenemos ahora”.

También destacó de qué manera Dios usó esa prueba para sus propósitos. “Lo que Satanás usó para dividirnos, Dios está usando para unirnos”, dijo Friesen.

 

Valadez señaló también que el Harvey le ha dado algunas oportunidades de testificación. “He podido compartir mi fe con vecinos que no parecían abiertos al evangelio”, dijo. “Mediante esta tragedia, todos hemos visto la necesidad de depender de nuestro Padre celestial”.

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